domingo, 9 de agosto de 2015

Sobre informados pero sin Dios, ni moral

Desde la educación primaria la meta final es preparar individuos para competir en el mercado laboral. Cuando el individuo concluye el grado y se desarrolla en su labor, decimos que el objetivo planteado por la educación se ha cumplido, sin embargo, es de tristeza saber que existen quienes poseyendo todo esto hacen apologías de sus vicios e inmoralidades, sintiéndose libres o sin culpa por el hecho de tener educación y trabajo.
            Recuerdo a una amiga que poseyendo títulos de escuelas privadas y con cualidades laborales admirables, en sus horas de ocio se recreaba fumando mariguana con sus amigas e ingiriendo alcohol hasta la madrugada. En aquellas platicas con estas mujeres me sorprendía la serie de argumentos, estrofas armadas que entonaban para justificar sus apegos; “no causa adición según un estudio…”, “nadie ha muerto por una sobredosis de mariguana…”, etc. etc., ¡Y es verdad!, ¡nadie ha muerto por una sobredosis de mariguana!, pero ¿cuántos cayeron en peores drogas a causa de esta droga?, ¿cuántos son prófugos de la justicia a causa de este negocio?. Ahí me encontraba inmerso, dialogando con esa generación a la cual no podía explicarle lo denigrante que luce cuando se deleita de esa forma y ¡por Dios, eran mujeres profesionistas!. Como creyente digo: quien promueva un vicio deberá responder ante Dios por los daños sociales que causan los estupefacientes, aunque para esta generación pareciera que se requiere una tesis doctoral para justificar la idea de un dios.
            Resulta irónico los tiempos que vivimos, muchas personas económicamente activas usan drogas y a la vez hacen ejercicio y comen ensaladas para llevar una vida “más saludable”. Afirman con verdad “la apariencia no importa, no se debe juzgar por apariencias”, mientras mutilan sus rostros para lucir estéticos y tatúan sus cuerpos para lucir una apariencia moderna, prefieren eso a lucir pasados de moda aunque la apariencia no les importe. Dicen creer en dios pero no en la religión, y su vida plantea una serie de dogmas cual si fuese una religión; consienten y justifican las drogas, el aborto, los tatuajes, la unión homosexual, el divorcio, la unión libre y el sexo por deleite y sin obligaciones como un derecho, están hambrientos de recetas que los lleven al éxito y la felicidad en 5 pasos, todo se justifica en su felicidad, afirman “cada quien su vida” disfrazando su indiferencia por respeto. Como analogía: el borracho es feliz cuando toma y enfurece cuando esta sobrio, la felicidad personal no puede ser el canon moral. Ellos con su pensar, se convirtieron casi en la antítesis de la vida cristiana; sobria, casta, comprometida con el conyugue, con sabiduría para dar consejo y corregir de modo fraterno, que estima el cuerpo como un templo y al prójimo como imagen de Dios, no guiados por la felicidad personal sino por Dios y sus preceptos.   

            Sincronía perfecta ha hecho el demonio a la par que convulsiona la familia con sus inmoralidades, lacera con calumnias e injurias la Iglesia (que también es familia),  vendiendo su libertad multiplico el suicidio entre la juventud. Pero nosotros nos aferramos a lo inverosímil para la razón; las promesas, el amor y el plan del Dios que no vemos. Evangelicemos con nuestro ejemplo de vida, esta generación está saturada de información y tecnología, escuchan pero no entienden, observan pero están ciegos.