domingo, 7 de noviembre de 2010

En las bancas de nuestros templos hay jóvenes llenos de dudas

Estando en la primaria (1984) mi papá nos llevo a una cabina de radio, en aquel entonces no todos tenían acceso a la información como hoy. La persona que operaba la cabina nos puso un tape sobre “futurología”. Futurólogo es la persona que por medio de las estadísticas y análisis del comportamiento social crea hipótesis que suponen la vida ordinaria de las futuras generaciones. Lo que no he podido olvidar de aquel estudio de 1984 fue que el especialista decía: la generación futura próxima aun antes de terminar su desayuno podrán intercambiar información con gente de otros países, no habrá necesidad de salir de casa, y para la primer década del año dos mil, dos hombres contraerán matrimonio. Esto para mi era inimaginable, simplemente mi entendimiento de niño no podía asimilar aquello, es como si alguien hoy sostuviera la creencia de que en treinta años mas el “círculo” se convertirá en “cuadrado” sin dejar de ser círculo.

Tiempo después y aun en mi niñez, en unas vacaciones escuche una conversación entre mi tía que nos visitó desde el Distrito Federal y mi madre; “Hermana, es que en ciudad de México las jovencitas se meten con los novios antes de casarse”, yo como niño me preguntaba: ¿Por qué una mujer desea dejar de ser virgen antes de contraer matrimonio? ¿Qué no para casarse hay que ser virgen?. Recuerdo que en la secundaria (1989) nos dieron la clase de “educación sexual” y como jóvenes nos daba mucha pena hablar sobre el tema delante de los maestros. También recuerdo que estando en la preparatoria (1992) se aprobó una ley para vender preservativos en las farmacias, en aquel entonces como adolescentes ver los condones enseguida de los cigarros y los chicles era algo que no lo percibíamos muy normal. Después estando en la universidad (1995), recuerdo que un amigo fue papá antes de terminar la carrera y su esposa dio a luz antes de casarse, curiosamente un francés con quien teníamos trato en aquel tiempo comento; “En Europa si la gente tiene hijos no se casa, cada quien hace su vida por su lado”, en aquel entonces no podía imaginar que una pareja tuviera un hijo y optara por separarse sin ni siquiera intentar el matrimonio.

Hoy sabemos que la hipótesis propuesta por el futurólogo en 1984 fue acertada, sus estudios sobre el comportamiento social realmente plasmaron el comportamiento social de las próximas generaciones. Hoy el tema de la virginidad ya ni siquiera se comenta incluso suena hasta ridículo, pues se da por sentado el derecho a la relación sexual prematrimonial. Hoy si dos personas tienen un hijo si lo desean se casan ó hacen su vida por distintos rumbos.

Hacia memoria de cómo es que se fue defendiendo todos estos “derechos” en pos de la felicidad: “no necesito estar casado para hacer el amor”, “si no somos felices es mejor separarnos”, “es mi cuerpo y yo tengo derecho a decidir sobre mis deseos”. Y así fue como mi generación creció con frases y argumentos en defensa de la libre sexualidad, creándonos a todos estas ideas ó ideales sexuales que nos traerían una felicidad. Pero hoy en pleno 2010, volteo alrededor y lo que observo es una juventud deprimida, sin ideales, madres solteras, matrimonios que duran menos de un año, abortos, pareciera que el matrimonio para toda la vida es algo inimaginable. Ahora pienso que cuando la sociedad estaba mas acotada en su pensamiento sexual se veía mas feliz.

En las bancas de nuestros templos hay jóvenes llenos de dudas, dudan de la Iglesia, de Cristo, de la moral y de todo, pues hoy todo esta puesto a discusión. Si el padre de familia no vive su fe ni se prepara para conocerla, los hijos menos lo harán. ¿A dónde vamos a parar, si es que como laicos no hacemos nada para educar a otros en la enseñanza de Jesús?.