domingo, 7 de marzo de 2010

Los panes del sumo sacerdote Aarón.


Ningún padre responsable deja desamparada a su propia familia e hijos, sabemos también que solamente los miembros de la familia tienen derecho a exigir los alimentos y las obligaciones al padre, pues ningún extraño puede exigirlo a menos que el padre por su libre voluntad así lo disponga por medio de la adopción.

La comunidad Israelita de la antigua alianza era un pueblo adoptado por Dios mediante el pacto en el Sinai de esta manera guardando las ordenanzas de Moisés los Israelitas participaban de este beneficio, todo Israelita debía permanecer en la alianza sin contraer nupcias con mujer extranjera que participe de otras creencias, de forma inversa aquellos extranjeros que desearan contraer matrimonio con una Israelita debían primero seguir las prescripciones de los hebreos, reconocer y dar culto al Dios de Israel y de esta forma aquel extranjero era contado como parte de la comunidad.

Algo que me parece importante analizar para el tiempo actual es que, existe en la ley de los sacerdotes judíos una prescripción que dice: “Ningún laico comerá de las cosas sagradas; ningún huésped del sacerdote ni jornalero suyo comerá de las cosas sagradas. Pero si un sacerdote con su dinero compra una persona, ésta podrá comer de las cosas sagradas; y también el siervo nacido en la casa: ambos pueden comer del pan del sacerdote” (Levítico 22:10,11).

Los textos bíblicos dicen que Aarón fue el primer sumo sacerdote de la antigua alianza, como ya leímos este pan del sacerdocio levítico muestra un antiguo anuncio del futuro que estaba por venir para Israel y el mundo: “La eucaristía”. Dios a través de los símbolos del pasado y las ordenanzas de la antigua alianza ha instruido a la humanidad para introducirla a una alianza mejor, el día de hoy cualquier persona apegada a la fe puede participar y comer del pan sagrado que es la eucaristía, ya no es solo un pan consagrado al cual solo tienen derecho a comer los sacerdotes judíos sino que este pan sagrado del cual comemos todos es el mismo cuerpo y sangre de Cristo: “lo que en la antigua alianza era un anuncio del porvenir hoy por Cristo es una realidad”, Jesús mismo siendo el sumo sacerdote de la nueva alianza nos ha comprado para poder comerlo pero no nos compro con dinero como si fuéramos esclavos del tiempo antiguo sino que a través de su sacrificio en la cruz Jesús ha elevado nuestra condición de “extranjeros” por estar lejos de la fe Israelita a “hijos de Dios” para participar de la fe en Jesús siendo María la madre de todos los cristianos.

Aquel pan consagrado al cual solamente los sacerdotes judíos y los comprados ó nacidos en la casa sacerdotal podían comer, hoy es una realidad pues habiendo nacido todos en la casa de Dios por medio del bautismo hemos sido añadidos a la vida del sumo sacerdote que es Jesús para que en esta nueva alianza todos comamos de las cosas santas.
Ojala aprendamos a reconocer este don y agradezcamos a Dios que nos ha invitado a comer su cuerpo y su sangre.