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domingo, 20 de agosto de 2017

Dios y la riqueza

"Jesús les dijo: “Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes”. Les dijo una parábola: “Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?", y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea. Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?". Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios". (San Lucas 12:15-20)
La inquietud de muchos es el deseo por las riquezas y el evangelio, pero ¿será posible ser católico e intentar ser rico?, ¿no dice también el evangelio “es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos”?, si, lo dice. En la búsqueda de las riquezas muchos se han alejado del evangelio porque lo ven como impedimento para lograr el éxito y la abundancia financiera. Están en un error, lo que Dios desea es la salvación de nuestra alma, el evangelio nos advierte de las tentaciones que vendrán por buscar la riqueza ó por tenerlas y no compartir.
Imaginemos a Carlos Slim, es uno de los hombres más ricos del mundo con 77 años de edad, ¿Cuánto años mas podrá vivir?, ¿10, 15 años?, quizá muera antes de los 90 años. Si Slim optara por dejar de invertir y dejar de hacer negocios para retirarse ¿sabe usted que cantidad de personas no podrán tener un trabajo solo porque Slim decidió dejar su dinero guardado?. Es obvio, cuando Slim decide mover el dinero de sus cuentas bancarias para generar negocios, crea empleos. El problema de guardar el dinero en “el granero” para llevar una vida ociosa es que nadie se beneficia.
Si usted tiene dinero guardado y desea invertirlo comprando una casa, por más pequeña que esta sea, ¿sabe la cantidad de personas involucradas en ese bien?, albañiles, carpinteros, plomeros, electricistas, arquitectos, proveedores de insumos y de materiales, notarios, hasta autoridades municipales y estatales, es una concatenación laboral y de servicios.
El buen uso de la riqueza es crear beneficios, crear empleo, el evangelio y la riqueza no es solamente un asunto de repartir bienes entre los pobres. Cuando el trabajo está en peligro de exención hay que tener ingenio para generarlo, y quizá, alguien tenga mucho dinero pero no tenga ideas y otro tenga buenas ideas pero sin dinero. Hay que hacer sinergia para crear mejores condiciones para todos.

Si Dios da la oportunidad, el ingenio y la sagacidad para multiplicar el capital, no olvidemos que tenemos una responsabilidad en beneficio de la sociedad. No veamos el evangelio como un impedimento para emprender negocios, al contrario, conozcamos los valores del cristianismo para que estén en nuestros proyectos. Por el contrario, si no recibimos de Dios el ingenio y la sagacidad para crear riqueza, pensemos también que nuestro patrón ha invertido en un negocio y nos ha dado un empleo, y que, si a él le va bien en el negocio, ojala entienda lo que es compartir, para que a sus empleados también les vaya mejor.