Mostrando entradas con la etiqueta #SanMateo11:28 #Jesús #Eucaristia #VenidaMí. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #SanMateo11:28 #Jesús #Eucaristia #VenidaMí. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de noviembre de 2017

Venid a Mí

Estoy leyendo un libro titulado “El Pan de Cada Día”, publicado por la Cofraternidad de la Preciosa Sangre, es un sumario de reflexiones, oraciones y lecturas para la vida diaria del sacerdote Anthony J. Paone. Entre todas las reflexiones diarias que este libro ofrece, hubo una que capto mí atención entorno a la Eucaristía, cito a continuación.
“Hijo, pondera a menudo mis palabras: Venid a Mí todos los que estáis cargados y llenos de trabajos y Yo os aliviaré. Son palabras mías, y deberías recibirlas lleno de fe y gratitud. Son mías porque fui Yo quien las pronunció, pero son tuyas también, pues las dije para tu salvación. Recíbelas de mis labios con gozo. Que penetren en tu corazón. En estas palabras puedes ver cómo me preocupo leal y tiernamente por ti. No detengas a tu conciencia que pide que te entregues a mis brazos. Yo sé lo necesitado que estás de mi amistad, pero pese a ello, te amo.
A pesar de tu nada y tu pecado te mando que te acerques a Mí con confianza. Es mi deseo en este momento que me recibas a Mí, aliento de inmortalidad. Por medio de este alimento celestial, que es en realidad de verdad mi propio Cuerpo y Sangre, obtendrás vida imperecedera y gloria eterna. Yo he dicho: Venid a Mí los que estáis cargados y llenos de trabajos y Yo os aliviare. Estas palabras son consoladoras en los oídos de un pecador. Yo, tu Señor y tu Dios, te invito a ti, pobre y necesitado, a que recibas mi Cuerpo y Sangre. No digas: ¿Quién seré yo para pretender acercarme a Ti?  Te mando que vengas y me recibas, porque sin Mí estás perdido.
Prepárate por medio de la confesión en el caso de que sea necesario y con oraciones. Aproxímate después a mi altar con confianza y con un ardiente deseo de agradarme en tu vida diaria”.
 Lo más sorprendente de esta lectura fue la interpretación que se da al verso de San Mateo “Venid a Mí los que estáis cargados y llenos de trabajos y Yo os aliviare…” (Cap. 11, v. 28), este verso comúnmente es leído y citado como una invitación y no como un mandamiento. Y es verdad, ¿Cómo debemos considerar un llamado de Dios?, ¿Cómo una invitación ó como un mandamiento?. Creo que usamos la palabra “invitación” porque no tiene la intensidad y connotación de “mandamiento”, que es una imposición, una orden. La palabra “invitación” es más ligera y más abierta, menos intensa.     
Consideremos, si Dios nos llama y no acudimos estamos siendo injustos con Él y con nosotros mismos. Él desea aliviar y sanar nuestra alma del daño causado por nuestra injusticia, nuestro pecado.
Si el primer mandamiento es “Amaras al Señor tu Dios sobre todas las cosas”, ¿En qué lugar quedamos si Dios llama y no acudimos?, obviamente, cada vez que tenemos oportunidad de comulgar y no lo hacemos caemos en un pecado de omisión –me incluyo- siendo nosotros mismos los afectados porque nos privamos del perdón y de la gracia de Dios. Anthony J. Paone en su reflexión utiliza “Venid a Mí…” y añade con certeza en su sentir “Te mando que vengas y me recibas…”.

Es importante que todo creyente considere la comunión frecuente al sacramento, sin olvidar, ni omitir, su situación espiritual. La Eucaristía siendo un sacramento es también una exhortación a la conversión y una pedagogía, dado que, no podrá ser recibida por aquel que esté en pecado grave. Miremos con alivio y agrado estas instrucciones de Jesús y sus apóstoles, que nos advierten y nos piden desprendernos de nuestro mal para abrazar la gracia de este sacramento. La advertencia no es una limitante, al contrario, es la alegría de tomar la Eucaristía como debe ser para que sea disfrutada como Dios lo anhelo para nosotros.