domingo, 8 de enero de 2017

La biblia y la Iglesia

Hace poco leí una discusión de dos en un grupo ecuménico en la red social. En este debate se confrontaba la importancia entre la Biblia y la Iglesia. Algunos defendían la postura de que la Biblia es superior, afirmando que esta es anterior a la Iglesia, dado que, el origen de las Sagradas Escrituras se remonta a Israel y la Escritura es la palabra de Dios, el Verbo de Dios, ósea, la Escritura es Jesús.    
En esta afirmación hay veracidad, solo hay que indagar en la historia para no entenderlo equivocadamente. El antiguo testamento inicia con el pueblo hebreo. Para conocer el origen de los escritos sagrados hare un repaso en historia de la salvación; Dios escogió a Abram y lo llamo Abraham otorgándole una promesa, de ahí vino Isaac, Jacob y el pueblo de Israel, y cuatrocientos treinta años después vino la ley por mano de Moisés (esto lo sabemos porque San Pablo lo menciona en Gálatas 3:17). El pueblo de Israel vivió cuatro siglos sin textos sagrados, compartiendo una fe oral y confiando en la promesa que Abraham recibió. La Biblia es anterior a la Iglesia cuando se refiere al antiguo testamento, pero la Escritura no es anterior a Israel.
Para escribir el antiguo testamento, Dios escogió a Moisés como autor de la Tora y este escribió la ley del talión en el antiguo testamento (Éxodo 21:23-25). Moisés es el autor del primer libro de nuestra Biblia y se cree la composición se remonta al año 1,500 a.C., el último libro del antiguo testamento es Malaquías y su fecha de composición se aproxima al año 460 a.C. Con estas fechas aproximadas podemos acotar el periodo de composición de los textos del antiguo testamento.
En base a lo anterior definamos lo siguiente; ¿Por qué creer que la Escritura es la Palabra de Dios, el Verbo de Dios, siendo que Cristo negó la ley del Talión que escribió Moisés?. Si, la Escritura es la Palabra de Dios, la Escritura contiene la revelación divina pero debemos considerar que Moisés y el resto de los autores transmiten la revelación de Dios bajo la visión y limitación de quien escribe; el hombre, en este caso Moisés. Es Jesús quien completa la enseñanza, transmitiendo la revelación divina desde lo que es; Verbo encarnado, superior a todos los hombres en su conocimiento de Dios.
Fue hasta el año 382 d.C. cuando el Concilio de Roma establece el canon para los escritos que componen el Nuevo Testamento. Hasta ese momento, la Iglesia vivió al menos cuatro siglos sin un canon, solo poseía documentos donde se exponía la enseñanza de Jesús y los apóstoles. Así fue como se completo la Biblia, el pueblo – Israel e Iglesia - es quien tiene un papel fundamental en la creación y compendio de sus textos, no pueden desligarse.

En el caso del Nuevo Testamento son los apóstoles y discípulos los autores de los textos sagrados. La Palabra de Dios se expreso por los apóstoles en sus cartas para la Iglesia, a modo de no ser un simple texto leído por cualquiera, sino ser la Palabra que se expresa en los apóstoles para la Iglesia, siendo la Iglesia el cuerpo y el resguardo de la Palabra, pues la Iglesia es el cuerpo de Cristo.