domingo, 6 de diciembre de 2015

La Ley y la Fe

La ley del antiguo testamento se compone de 613 mandamientos. Algunas sectas cristianas citan el antiguo testamento queriendo reavivar mandamientos antiguos, sin considerar que el antiguo testamento fue una alianza de Dios con Israel, no con bautizados. Algunos bautizados dicen: “el sábado es día de culto” porque la biblia menciona el “7timo día como día de reposo”, día de acudir a la Sinagoga. Sin embargo omiten dos detalles importantes; la Sinagoga no era un templo, y según la ley antigua, un sábado (Sabbat) era guardado cada séptimo día, pero también se exigía celebrar “el gran Sabbat” una vez al año, ese día de reposo podía caer cualquier día de la semana. Los bautizados que pretenden guardar el sábado omiten el resto de las leyes bíblicas asociadas al sábado, por ejemplo; “No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas el día de reposo” (Éxodo 35:3). Los judíos que guardan el sábado cocinan sus alimentos desde el viernes para no encender el fuego de la estufa en sábado, en cambio, los bautizados que “creen guardar el día de reposo” encienden: la estufa, el boiler, el cigarro, etc.
La Iglesia en el siglo primero tuvo discusiones con los judíos que habían abrazado la fe en Jesucristo, argumentaban que las leyes del antiguo testamento eran necesarias para la salvación. Muchas sectas actualizan el discurso exigiendo mandamientos del antiguo testamento, citando versículos de modo aislado. El concilio de Jerusalén considero que el ser humano es santificado por medio del Espíritu Santo, los 613 mandamientos del antiguo testamento no son necesarios. El discurso que San Pedro dio a los fariseos que creyeron en Jesús, cuestiona; “¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres hebreos, ni nosotros hemos podido llevar?” (Hechos 15:10). San Pedro se refiere al yugo de los mandamientos del antiguo pacto.
Entonces, ¿para qué sirvieron los 613 mandamientos antiguos, si la gracia traía por Jesús es lo que nos purifica?. San Pablo expresa sobre la ley antigua y el papel del pueblo de Israel; “la Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se cumpla en aquellos que creen, gracias a la fe en Jesucristo. Antes que llegara la fe, estábamos cautivos bajo la custodia de la Ley, en espera de la fe que debía ser revelada. Así, la Ley nos sirvió de guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Y ahora que ha llegado la fe, no necesitamos más de un guía. Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo” (Gálatas 3:22-27). Israel recibió la ley antigua como guía para recibir al Mesías y la gracia.
San Pablo, ex fariseo conocedor de las leyes del antiguo testamento, enseña que la gracia no está condicionada al hecho de que el individuo cumpla ó no la antigua ley. En lo personal, creo que la antigua ley sirvió para mostrar lo pecadores que podemos ser, manifestar la santidad de Dios y su amor hacia nosotros, pues Cristo murió en un mundo incapaz de cumplir la ley.  

Concluyo con una anécdota; una mujer dejo de acudir a misa, no lo hacía por vergüenza pues su vida no era ejemplar, le respondí; Cristo conoció este mundo, lo vivió y así estuvo dispuesto a morir, no se entregó porque somos capaces de cumplir sus enseñanzas, se entregó porque nos amó. No existe en el mundo alguien que pueda cumplir la totalidad de los mandamientos, si pudiésemos justificarnos ante Dios solo por cumplir mandatos la muerte de Cristo seria en vano.