domingo, 29 de marzo de 2015

El derecho del gay a ser catolico

El pasado mes de marzo ACI Prensa publicó que en Italia un colectivo LGTB protesto a favor de la causa gay presentando a Jesucristo y los apóstoles de modo obsceno. Es una lástima este tipo de manifestaciones que expresa violencia hacia el credo, son de poca visión, carentes de sensibilidad y de gran egocentrismo.
Mostrar estas imágenes que agravian no solo lastima a católicos sino a los gays que por propia voluntad abrazan la fe cristiana. Que un homosexual sea miembro de la Iglesia católica por gusto propio no es algo nuevo. En la carta a los Corintios, San Pablo exhorta a un grupo de fieles para que no se dejen vencer por la tentación. El apóstol cita varios pecados entre ellos la homosexualidad y pide no dejarse vencer, afirmando “y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios" (1era de Corintios 6:11).
Todo gay tiene derecho a practicar una religión, tiene derecho a ser católico si lo desea y recibir los sacramentos como lo establece la Iglesia. Tiene derecho a que su credo sea respetado y el Estado laico tiene la obligación de hacer valer este derecho.
Philippe Ariño es francés, es homosexual que ha abrazado la fe católica. En 2009 dejo a su pareja para seguir nuestra religión; "Desde entonces he abrazado el camino de la continencia que la Iglesia pide a las personas homosexuales”, en un mundo “sexocéntrico” en el que los vocablos “abstinencia” y “castidad” aparecen retazos de un pasado muerto y sepultado en la mayor parte de las personas, sea cual sea su orientación sexual. En su blog L'Araignée du desert, la “araña del desierto” se esmera en precisar que no quiere ser etiquetado como un “ex gay”, sino simplemente, como una persona que se ha sentido plenamente acogida por lo que es en la Iglesia Católica.
El mes de marzo por redes sociales circulo una fotografía donde se muestra una pareja de lesbianas besándose frente a un Jesús crucificado, al parecer dentro de un templo. Algunos cibernautas afirmaban que "no existe ofensa, el beso es una expresión del amor". Sin perdernos en los prejuicios, consideremos que aunque la pareja fuese heterosexual cualquier sacerdote o ministro no permitirá que ambos se den besos dentro del templo. La única ocasión en que un beso puede tolerarse frente a un altar es después del Sacramento del matrimonio, no antes y esto es un símbolo pues no significa que este permitido para los casados. La casa de Dios es un lugar para orar y recibir sacramentos, no para besar, comer o platicar. Solo imaginen, en los evangelios pocas veces se describe a un Jesús molesto, salvo con los cambistas del templo que convirtieron la casa de Dios en un mercado, ahí volcó sus mesas y los echo fuera sin negociar, ni vacilar porque la casa de Dios es casa de oración.

Para nosotros, los católicos, la cruz es una expresión de amor. El respeto a los credos es una expresión de fraternidad hacia los demás. Las personas merecen respeto no por su credo o su preferencia, sino por el hecho de ser personas. No necesito ofender a los gays, ni a nadie para ser católico, aunque hay quien se esmere en ofendernos para defender sus causas. Las expresiones violentas desgastan a quienes las promueven porque son manifestaciones de corazones agredidos que prefieren agredir a buscar la paz. ¿Porque debemos aguantar que nos agredan? Por la simple razón de que tenemos fe y nuestra fe nos pide amar a quien nos odia. "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (San Mateo 5:9).

domingo, 22 de marzo de 2015

La Misericordia

El diccionario de la Real Academia Española define la misericordia como; “Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los trabajos y miserias ajenos”, “Porción pequeña de alguna cosa, como la que suele darse de caridad o limosna”, en el sentido religioso añade; “Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas”.
La mayoría de nosotros conoce el pasaje de los evangelios, “el publicano y el fariseo” donde Jesús enseño; “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (San Lucas 18:10-14). Los fariseos era una fracción del judaísmo que se caracterizaba por ser conocedores meticulosos de las leyes de Moisés, sin embargo, ¿Cuál de los dos hombres resulto tener mayor sabiduría?, el segundo, el primero con todo su acervo no fue capaz de mirar sus propios pecados.  
La misericordia no puede ser otorgada a quién no la solicita. Sabemos que la misericordia de Dios es infinita, como una puerta abierta donde todos están invitados. El asunto de la misericordia quizá no reside si Dios nos perdona tal o cual cosa, Dios está dispuesto a perdonar al máximo, más bien, es importante completar su misericordia con el conocimiento que tenemos de nuestras injusticias, porque en base a eso pedimos perdón del mal que hemos hecho. El Apóstol San Pablo sostiene que aunque no existan hombres que puedan cumplir la totalidad de los mandamientos divinos, aun así, los mandamientos son buenos porque nos indican la clase de persona que somos. Ninguno de nosotros conocería su pecado de no ser por los preceptos.  
Por ejemplo; el Yihadista asesina en nombre de su dios y cree estar en lo correcto bajo sus principios, ¿deberá solicitar misericordia a su dios después de haber decapitado a un infiel?, bajo su criterio no tiene porque, en el no hay cargo de conciencia sino el orgullo de haber hecho lo correcto según su fe. Entonces, ¿la persona que tiene un canon ético torcido puede pedir misericordia a Dios?, no puede, su limitación no le permite distinguir entre lo justo y lo injusto. La puerta de la misericordia que está abierta para todos a su vez puede ser impenetrable para quienes no distinguen la inmoralidad y no alcanzan a ver sus propios pecados. De esta pérdida de la noción del bien y el mal, dice el evangelio; "Mira, pues, que la luz que hay en ti, no sea obscuridad…" (San Lucas 11:35). San Pablo afirmaba que si la conciencia no lo acusaba de algo, no por ello era inocente, quien lo juzga es Dios y no su conciencia.

¿Qué nos queda por hacer para alcanzar la misericordia de Dios?, conocer el camino de la piedad y la santidad, estar atentos al llamado que Dios le hizo al mundo tras resucitar a Jesucristo. 

lunes, 16 de marzo de 2015

El cuerpo de Cristo

Scott Hahn, teólogo y apologista católico, tiene una reflexión muy interesante sobre San Pablo. El apóstol desarrolla la teología de la Iglesia como el cuerpo de Cristo, en 1era de Corintios 12:27, se afirma; “Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él”. San Pablo era judío de nacimiento, educado por Gamaliel (rabino prominente de Jerusalén), de judaísmo farisaico. Su conversión al cristianismo ocurrió camino a Damasco, buscando apresar a los discípulos de Jesucristo le fue revelado que al perseguirlos persigue al Señor (Hechos 9). Scott Hahn asocia ambos pasajes; San Pablo desarrolla la idea de que la “Iglesia es el cuerpo de Cristo” porque al perseguir a los discípulos persigue al Señor.
La Eucaristía es el cuerpo del Señor. San Pablo nacido de una familia judía, es capaz de comprender el significado de las fiestas judías asociadas a Jesucristo. Los judíos en la pascua hebrea preparan la cena con varios alimentos, el alimento principal es el pan sin levadura llamado “Matza”, para comer este pan se requiere de una purificación previa y la observancia de las leyes de Moisés. Este pan fue el que Jesús utilizo para establecer la nueva alianza, el convirtió la Matza hebrea en la primer Eucaristía y la proclamo como su cuerpo (San Lucas 22:7-23). Para San Pablo esto debió ser sumamente trascendente, para los judíos, Dios establece un lazo especial con Israel, pero compartir su cuerpo y permitir que todos se alimenten de El va mucho más allá. Si Israel es el pueblo de Dios, con la Iglesia, Dios compartió su cuerpo.  
Jesús comparte su cuerpo y sus dones, los fariseos cuestionaban sus enseñanzas, esto puede leerse en San Lucas; “Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?, Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?, pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” (cap. 5:20-24). El mismo argumento de los fariseos lo encontramos hoy, la gente no cree que un sacerdote puede perdonar pecados. Desde los evangelios podemos leer que Jesús se referirse a sus discípulos como el mismo; “El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió” (San Mateo 10:40), y comparte con ellos los dones que el obraba en Jerusalén; “predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (San Mateo 10:7,8). Pareciera que Jesús pretende hacer de sus discípulos una réplica de El mismo y San Pablo comprende que los discípulos son el cuerpo del Señor.
Tras la resurrección, Jesús les compartió; “A quienes perdonéis los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengáis los pecados, éstos les son retenidos” (San Juan 20:23). Pareciera que el pasaje fue escrito por si algún fariseo se quedaba con la duda, está claro, en el cristianismo los discípulos perdonan ò retienen pecados, se alimentan del cuerpo de Cristo y quien los persiga atenta contra Cristo.

Aunque suene increíble ò inverosímil, la Iglesia en su totalidad es Cristo mismo, encarna la obra de Jesús para perpetuarla en cada generación, por lo tanto, no debería extrañarnos que dentro de su estructura existan hombres que perdonen los pecados, sanen enfermos, ò incluso, considerar la opinión de la Iglesia actual como palabras del mismo Jesús.    

Con palmas en las manos

El domingo de ramos celebra la entrada triunfal que Jesús hace a Jerusalén montado en un asno, días antes de su pasión, muerte y resurrección. Este es el cumplimiento de una profecía del Génesis; “A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, tu mano agarrará del cuello a tus enemigos, y tus hermanos se inclinarán ante ti. ¡Judá es cachorro de león! Vuelves, hijo mío, de la caza. Se agazapa o se abalanza cual león, o cual leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? El cetro no será arrebatado de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas hasta que venga aquel a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos. Amarra en la vid a su burrito, y a la cepa el hijito de su burra. Lava en el vino su túnica y en la sangre de los racimos su manto. Sus ojos son más oscuros que el vino y sus dientes más blancos que la leche” (Gen. 49:9-10).
Judá es una de las doce tribus de Israel. Hasta hoy, los judíos esperan un descendiente del rey David, de la tribu de Judá, para que sea el gran rey de Israel. El hecho de que Jesús monte un asno no es algo aislado, sino una tradición asociada a los reyes. En la sucesión del rey David, Salomón fue nombrado rey y trasladado en un asno; “Como el Señor estuvo con mi señor el rey, esté también con Salomón y engrandezca su trono más aún que el trono de mi señor el rey David". El sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías, hijo de Iehoiadá, los quereteos y los peleteos bajaron, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Guijón” (1era de Reyes 1:37,38). Sobre esta tradición, Zacarías menciona; “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso,  es humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna” (cap. 9, v. 9).
Existe algo interesante en los versículos señalados del Génesis. Por un lado, desde la antigüedad, el poderío de los reyes y el linaje se asociaba a un designio divino expresado en la magnificencia y la ostentación, los reyes montan un caballo y no cualquier corcel. La profecía de los hebreos siembra en el asno el símbolo del “rey humilde”, que también preanuncia la forma en que el Verbo se mostrara al mundo; “un rey que es carpintero”, “un rey sin riquezas terrenales”. En su contexto la idea fue revolucionaria, Jesús humaniza la idea que los hombres tienen acerca de cómo debe lucir un rey ò más bien, Jesús acaba con ella. Las sociedades siguen idolatrando los bienes terrenales, divinizando a quien los posee, siendo que, la divinidad desde el Génesis a Zacarías anuncia que el rey poderoso es humilde y está montado sobre un asno.  


Cualquiera puede montar un asno, entrar a Jerusalén y decir que es el mesías, eso es fácil, sin duda muchos lo hicieron. La segunda descripción del génesis, ahí está el designio divino, donde se menciona que a este rey “obedecerán los pueblos”. Si partimos desde el contexto de los apóstoles, tras la resurrección, ellos nunca vieron la sumisión de los pueblos ante Jesús porque el cristianismo era una minoría, ninguno lo alcanzó a disfrutar, todos fueron asesinados. En apocalipsis se menciona esto pero como una visión; “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (apocalipsis 7:9). La profecía del génesis se cumplió, la fe del rey que monta un asno se propago, recibiendo el cetro de un mando superior tras vencer a la muerte y afirmar resucitado; “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (San Mateo 28:18). Hoy millones de personas se dicen discípulos de Jesucristo. Continuemos adelante en el camino de la fe confiando en su perdón, el cristianismo no es una historia concluida, aun hay cosas que están por cumplirse. ¡Amén!

domingo, 8 de marzo de 2015

¿Que tienes en tu mano?

Esta semana escuche una reflexión sobre el llamado que Dios hizo a Moisés en medio de la zarza ardiendo (Éxodo cap. 3 y 4). En el contexto, Moisés vivía en un exilio fuera del pueblo Egipcio y su edad era avanzada (Dios no tiene dificultad para llamar a los adultos mayores, darles utilidad y labores trascendentes, aunque la sociedad moderna glorifique la juventud y devalué la vejez).
Dentro de las Sagradas Escrituras existen los paralelismos, esto significa que dos eventos distintos tienen correlación. En el llamado a Moisés en la zarza encontré un paralelismo con la alimentación a los cinco mil descrita en los evangelios. En ambos pasajes los textos hacen énfasis con las manos de los escogidos. En la zarza Dios pregunto; "¿Que tienes en tu mano?" (Éxodo 4:2), Moisés respondió "una vara" y con ella y el deseo de Dios pudo hacer milagros. En los evangelios para alimentar a los cinco mil, Jesús dice a sus discípulos; "aliméntenlos ustedes...", pero ellos respondieron "sólo tenemos cinco panes y dos peces" (San Mateo 14:16,17) y con eso Jesús pudo obrar el milagro de la alimentación. La Iglesia enseña que “la alimentación a los cinco mil” tiene símbolos eucarísticos; un mismo pan que alimenta multitudes. Ambos pasajes bíblicos están asociados a la libertad, en el caso de Moisés la esclavitud de Egipto, en el caso de Jesús, la liberación de la esclavitud del pecado.
La pregunta es, ¿qué tienes en tu mano?, Moisés tenía una vara, este instrumento fue un arma para Moisés pero también es un símbolo, pues no faltara los que hagan amuletos de la vara de Moisés o de los santos para protegerse de un modo supersticioso de las dificultades de la vida. Quizá quien obraba milagros era la mano de Moisés y no la vara, el faraón de Egipto también tenía muchas varas que en sus manos fueron inútiles. Quizá los cinco panes no eran milagrosos, sino las manos de aquellos discípulos que entregaron esos bienes a Cristo creyendo que recibirían un milagro. Entonces, ¿qué es lo que detiene al hombre en las cosas espirituales?, lo detiene su incredulidad, su incapacidad de creer que Dios puede dar libertad usando un pedazo de madera, una vara o saciar el hambre más exigente con sólo cinco panes, ¿qué tienes en tu mano?, Dios puede obrar lo mucho con lo poco. Quizá tienes hambre de fe, pero estimas más grande tu incredulidad a esa pequeña duda por lo eterno que es como la astilla de una vara.
Terminó con una anécdota de la madre Angélica. Ella afirma que el canal de televisión EWTN nació de la siguiente forma; en una ocasión fue invitada a un programa de televisión, al conocer que el estudio era pequeño se dio cuenta que no se requería de mucho para llegar a las masas. Por cuenta propia grabo un programa de media hora, era un desastre de producción, sólo ella y una silla, pero el grupo de hermanas le pidió que lo intentara de nuevo sin perder el ánimo. Con el material acudió a una televisora local, el proyecto gusto y le pidieron que grabara sesenta emisiones, ella acepto sin dudarlo, aunque después pensó: “¡sesenta programas!, ¿Qué clase de compromiso he hecho?”. Hoy EWTN tiene cobertura a lo largo de todo el mundo en inglés, español y otros idiomas, no tiene fines de lucro, viviendo de los aportes de sus usuarios. ¿Quién lo creyera?, ¿Que una monja podría llegar a la masas por la televisión y tener éxito?, siendo que el éxito en la tv se asocia a la belleza, la juventud y el entretenimiento vano.