domingo, 15 de febrero de 2015

Ser adolescente en Sonora, Mèxico

A mediados de febrero, los medios locales publicaron una noticia relacionada con los índices de drogadicción y delincuencia juvenil en el Estado. Sonora tiene el 2do lugar a nivel nacional en delincuencia juvenil, 70% de los reclusos utilizan algún tipo de droga, 70% proviene de hogares disfuncionales y solo el 30% es visitado por algún familiar dentro del penal. La conclusión de los especialistas es que en la mayoría de los casos, los internos nacieron de embarazos no deseados. Por otra parte, Sonora posee un número alarmante de embarazos en adolescentes, el 8tavo a nivel nacional, siendo la edad inicial a partir de los 10 a 14 años. Esta problemática afecta al 35% de los jóvenes menores a los 19 años.
Sobre las drogas en Sonora, la población de mayor riesgo para el consumo son jóvenes de 12 a 17 años, esto se distribuye de la siguiente forma; 57.9% confiesa haber consumido alcohol, 28.3% el tabaco, 11.2% la mariguana, 3.3% la cocaína, 1.1% la heroína, 4.8% los inhalantes y 2.8% las metanfetaminas ò drogas sintéticas. El 50% de los jóvenes en Sonora tiene acceso algún tipo de droga.
Funcionarios del Instituto Hermosillense de la Juventud aseguran que no solo basta destinar presupuestos para rehabilitar áreas deportivas y esparcimiento, sino que, se requiere invertir en la formación espiritual de los jóvenes hermosillenses. Me sorprende y satisface que representantes de Gobierno usen el lenguaje religioso: “formación espiritual” para referirse a las alternativas de solución ante la problemática juvenil. Como católico creo que esta formación debe ser dada desde los hogares para que se respete la libertad de culto de cada hogar, una formación espiritual, no puede ser impartida por el Gobierno porque el Estado es laico. Sin embargo, esta conclusión de los funcionarios debe hacer reflexionar aquellos padres católicos que creen y dicen; “no bautizare a mis hijos para que ellos decidan”. La estadística muestra que los jóvenes sonorenses deciden y lo hacen muy mal, muchos son arrastrados por las malas costumbres convirtiéndose en esclavos de la droga, ejerciendo imprudentemente su sexualidad ò terminando en la cárcel.
Una formación religiosa y espiritual iniciando desde el bautismo no limita al ser humano, al contrario, le da herramientas interiores y lo ejercita en la sabiduría para poder decir “no” cuando la presión de grupo lo invita a degradarse. No debemos creer que las cosas del espíritu se limitan solo a portar crucifijos ò estampas de Santos como si estos fuesen amuletos, no, al menos en el catolicismo va mucho más allá, existen retiros espirituales para jóvenes, matrimonios y familias, talleres de oración, grupos de estudio en Sagradas Escrituras, los Sacramentos, etc. Ojala los padres recapacitaran sobre su propia formación espiritual para mejorar la salud del alma en sus familia.
La sabiduría que emana de nuestra religión puede guiarnos en la crianza de los hijos, para ejemplo esta cita; “El que mima a su hijo vendará sus heridas y a cada grito que dé, se le conmoverán las entrañas. Un caballo sin domar se vuelve reacio, y un hijo consentido se vuelve insolente. Malcría a tu hijo, y te hará temblar; juega con él, y te llenará de tristeza. No hagas bromas con él, para no sufrir con él ni rechinar tus dientes al final. No les des rienda suelta en su juventud, castígalo sin temor mientras es niño, no sea que se vuelva rebelde y te desobedezca. Educa a tu hijo y fórmalo bien, para que no tengas que soportar su desvergüenza” (Eclesiástico 30:3-13).

Nuestro Dios es un padre amoroso, formémonos en ese amor para poder criar con ese amor a nuestros hijos, pues de la ausencia del afecto se enraízan sentimientos que desatan el mal.