martes, 19 de agosto de 2014

¿Confesarse con Dios o con los hombres?

Es común escuchar a personas afirmar: “yo me confieso con Dios”, obviamente, deciden el día y la forma ignorando y restando peso a la historia de la salvación. Como analogía, supongamos que un hombre es culpable pero desea ser exonerado, y como no desea lidiar con las diligencias que le solicita el sistema de justicia, prefiere tener una cita a solas con el juez cuando a él le plazca. Esta persona, no solo es culpable sino que posee un ego enorme. En vez de agradecer que la justicia lo exonerara, prefiere su comodidad para ponerle reglas al juez.
Si dudamos de la legitimidad de la confesión de pecados, primero que nada tenemos que respondernos: ¿Quién nos dijo que el pecado existía? y ¿Quién nos dijo que Dios estaba dispuesto a perdonarnos?. Estas creencias vienen de la enseñanza divina desde el antiguo testamento. Entonces, si la revelación nos dijo que el pecado existe, que cuando pecamos somos culpables pero Dios está dispuesto a perdonarnos, porque dudamos cuando la misma revelación nos afirma que es necesario la confesión de las faltas. Lo que sucede es que lo ponemos en duda porque en el fondo preferimos nuestra comodidad, queremos ponerle reglas al juez.     
Citemos las creencias del antiguo testamento para comprender la pedagogía de nuestro juez. Todos los judíos del mundo celebran la fiesta de yom kipur o día del perdón. En esta fiesta practican la confesión pública de pecados en un rezo conocido como vidui, en donde no necesariamente reciben el perdón. El vidui es un punto en el tiempo donde un judío sumado al resto de Israel decide retractarse de sus malos caminos, seguir los mandamientos de Moisés, confiando en la misericordia de Dios. Aunque los judíos enseñan que Dios puede otorgar misericordia a Israel fuera del día de kipur, para el judaísmo, estos eventos no son tomados a la ligera. Para llegar al día de Kipur es necesario una preparación previa, por diez días los judíos hacen penitencia, ayunos y se meditan los textos de Moisés.
Desde el antiguo testamento, Dios solicito a los judíos un modo y un día distinto a todos los días para mostrarles su piedad. Esto debe hacernos reflexionar, Dios manifiesta desde la antigüedad que El decide “como” y “cuando”. Aceptemos que nuestro pecado nos alejo de Dios, y que por lo tanto, si estamos en pecado no tenemos derecho dictarle la agenda a Dios, ni las formas. Si la puerta de la salvación es estrecha como afirmo Jesús, precisamente es para inclinar nuestra frente y doblar las rodillas.  
Citando las creencias del nuevo testamento, el texto de San Juan pone las cosas en claro; “A quienes perdones los pecados, les son perdonados; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos” (cap. 20:23).

Dios se ha hecho presente en la historia de la humanidad, en la antigua alianza solicito a los judíos un día del resto del año para mostrar su piedad, en la nueva alianza no solicito un día, sino manifestó con “quienes”. La evidencia entre ambas alianzas es que Dios manifiesta su piedad de modo colectivo. Si bien, Dios no se negara a escuchar las suplicas de los hombres que contristan su corazón en lo individual por su ignorancia, pensemos que, más bien son los hombres que arrepentidos de sus malas acciones, otorgan mayor honra a Cristo cuando se añaden a los medios que El estableció.