domingo, 24 de agosto de 2014

¿Adán existió?

Hasta la fecha me sigue sorprendiendo la cantidad de bautizados que hacen de los primeros capítulos del génesis una lectura literal, como si los hechos narrados debiesen ser leídos como un libro de historia. Sabemos que las Sagradas Escrituras contienen la verdad refiriéndonos a la salvación del género humano. La biblia no fue escrita con el fin de revelar las verdades de la astronomía o la biología. El fin de la Escritura es la salvación manifestada en Jesucristo.
La biblia está compuesta por muchos géneros literarios. Por ejemplo, no es de sorprender que en la pedagogía de Dios, Jesús utilice parábolas donde el objetivo es dejar una enseñanza. La parábola es en esencia, un relato simbólico o una comparación basada en una observación verosímil.
La parábola del hijo prodigo y el sembrador son de las más conocidas, sabemos que estos personajes no existieron y no por ello demeritamos la enseñanza. Con estas parábolas conocemos parte de lo que Dios es.
Como cristianos no debería sorprendernos el hecho de que Adán y Eva fuesen quizá los personajes de una parábola, si esto fuese así, la enseñanza divina del pasaje prevalece; Dios otorgo al hombre un paraíso, es el hombre quien duda desde su inicio de la bondad de Dios.
Por el dogma del pecado original algunos creyentes defienden la idea de que Adán si existió físicamente, lo asocian al texto de San Pablo de la carta a los Romanos; “Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno (Jesucristo), muchos serán constituidos justos…” (Cap. 5, v. 19). Sin embargo, Moisés, autor del libro del génesis, no enseño nada acerca del pecado original. Bajo la óptica de los judíos, la trasgresión del huerto del Edén no se asocia a un pecado original, ni a una redención traída por el Mesías. En el judaísmo existen ritos para expiar los pecados de Israel. Los autores sagrados fueron hombres de su tiempo, inculcaron y escribieron cosas constérnenles a la vida y contexto de Israel sin una visión total de la salvación, son los eventos de la vida de Jesucristo lo que va revelando las verdades salvíficas ocultas desde el antiguo testamento.
Como creyentes, no debemos perder de visa que la biblia se enfoca en las verdades divinas, su rama es la teología, no la biología o la mecánica, ni las finanzas, cada rama del conocimiento y de la ciencia tiene distintos fines y lenguajes. Visualizar el génesis a los ojos de la ciencia es como exigir evidencias científicas de una poesía. Moisés, autor del libro, jamás pretendió dar un tratado científico a Israel, más bien, el motivo de los textos es anunciar que el pecado existe y hay un Dios que está interesado en el destino de la humanidad. Ese es el objetivo del libro.  
Como conclusión, no puedo afirmar que Adán existió basándome en el estudio de los fósiles, pero a la inversa, no puedo con el estudio de los fósiles entender el perdón y los estragos de la mentira, con el relato de Adán en Edén hasta los niños pueden entender.

Como bautizados no debemos enfrascarnos en una discusión con toques científicos y teológicos sobre la existencia física de Adán, porque ciencia y teología son dos ramas que persiguen distintos objetivos. Debemos mirar más allá del relato de Adán y prestar atención a que Jesús resucito y por él, la revelación posee verdad, una verdad que nos salva. Caminemos entorno a esa verdad, expresada en sus mandamientos.