lunes, 16 de junio de 2014

El bautismo

En estas últimas semanas he reflexionado sobre pentecostés, la circuncisión y el bautismo. Considero necesario abundar en este último, dado que existen muchas confusiones promovidas por las sectas.
Algunos argumentan que el bautismo de menores no es válido, pues Jesús se bautizo en el rio Jordán teniendo uso de razón. Es importante señalar que, aunque la Biblia no menciona literalmente que los recién nacidos deben ser bautizados tampoco prohíbe bautizarlos. No existen versículos bíblicos para prohibirle a la Iglesia bautizar a los niños, la biblia no lo prohíbe. Incluso, puedo decir que Iglesia católica no bautiza a los niños solo porque si, sino que, son los padres de familia católicos quienes de su propia voluntad bautizan a sus hijos en la Iglesia, y bautizar a un miembro de la familia bajo la fe de sus padres si esta expresado en la Biblia. El bautismo de menores, es una práctica que también se da en el cristianismo ortodoxo oriental, y en algunas ramas del protestantismo histórico. Fueron las denominaciones “bautistas” surgidas en 1609, quienes introdujeron en el protestantismo la idea de “el bautismo en el uso de razón”.
Jesús, siendo mayor de edad, fue bautizado en el rio Jordán por Juan el bautista, pero esto no es el bautismo trinitario de la nueva alianza, sino que era un bautismo que consistía en el arrepentimiento, la confesión de pecados y espera del Mesías ò la llegada del reino de los cielos a Jerusalén (San Mateo 3:2 – 16). En el judaísmo el bautismo ó baño de purificación era y es una práctica común. Los judíos llaman mikve al acto de purificar el cuerpo, introduciéndolo en agua. Algunas corrientes judías celebran el mikve en las vísperas de Yom Kipur ò la fiesta del día del perdón. Los rabinos afirman que “antes de construir una sinagoga, primero es necesario construir la pileta para el mikve”. La práctica de Juan el bautista, no era una novedad para los judíos.  
Con respecto al bautismo de Jesús, nos preguntamos; “¿Por qué se bautizo no tenia pecados?”, pensar de esa forma minimiza el papel mesiánico, Cristo no necesitaba bautizarse, mas bien, es el agua la que necesita ser purificada. Tras su bautismo, el Espíritu Santo desciende en forma de paloma. El bautismo de Juan que consistía en la conversión para recibir al Mesías, se cumplió.
Tras la resurrección de Jesucristo, encontramos la gran comisión: llevar el evangelio a todos los pueblos. En este acto, encontramos el bautismo de un modo trinitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que anuncia algo distinto a lo proclamado por el bautista en el Jordán. Aunque en ambas prácticas aparezca el agua, estas tienen como contexto alianzas distintas.  
En las cartas apostólicas del nuevo testamento, encontramos que el bautismo de los menores por la fe de sus padres es una realidad. Por ejemplo, en la carta a la Iglesia de Corinto, el apóstol San Pablo afirma “haber bautizado a la familia de Estefanas…” (1era de Corintios 1:16). En la misma carta, escribe que los hijos “se santifican por la fe de los padres” (1era de Corintios 7:14). También, en libro de los Hechos de los Apóstoles, tras la conversión del carcelero de Filipo, San Pablo lo bautiza a él y a todos los de su casa (Hechos 16:31,32).

Otra referencia de suma importancia, es la analogía hecha por San Pablo cuando compara el Éxodo de Moisés con la nueva alianza; “todo el pueblo de Israel fue bautizado al pasar el mar, beber el agua de la misma roca y la roca era Cristo...” (1era de Corintios 10:1-4). Estos eventos del antiguo testamento son muestras del deseo de Dios por una purificación colectiva, siendo el bautismo trinitario el modo en el cual el pueblo de la nueva alianza pasa de la esclavitud a la vida de Dios en la gracia otorgada por el agua.