jueves, 27 de febrero de 2014

No todos los gays piden lo mismo

            La siguiente reflexión es una apología católica hacia el fanatismo gay. Citare algunos testimonios para que los católicos no se dejen persuadir por la predicación “fundamentalista pro-gay”, que en su afán de defender sus derechos pisotea y denigra burdamente el derecho del resto que no piensa igual.
            La realidad del mundo gay no es presentada como realmente es por estos grupos fundamentalistas y la prensa amarillista. Se nos hace creer que los gays son una totalidad unida en sus intereses cuando no es así. Dibujando el espectro tenemos los más radicales, activistas que desean modificar la ley, incluso, modificar el cristianismo. También, los que se asumen como gay pero no están interesados en las grandes reformas, pues están conformes con los valores occidentales. Otros son, los gays que no desean ser gays y tienen una lucha interior. Además están los gays que creen en Jesucristo. Sin olvidar, los que fueron gay pero han recobraron su heterosexualidad gracias al evangelio. Estos últimos a mi juicio son los más censurados; ni la prensa, ni los gays radicales desean darle voz, ni voto. Algunos ejemplos:
            El homosexual Xabier Bongibault, fundador y presidente de la asociación francesa “Plus gay sans mariage”, (“Más gay sin matrimonio”) se opone a la adopción gay señalando; “un niño tiene necesidad de un padre y de una madre. Respetemos este equilibrio familiar, que es tan necesario para el equilibrio de la sociedad: no podemos cambiarlo todo sin un mínimo de reflexión. Antes de resolver, que por lo menos haya un debate sobre las cuestiones que comprometen el porvenir de la sociedad, no solamente el de las parejas homosexuales”.
            Jo Jordán, lesbiana declarada, como legisladora del distrito de Hawaii voto en contra del proyecto de ley que permitía las uniones homosexuales, fue criticada por la comunidad gay, pero sostiene; “Soy un legislador en primer lugar, no estoy aquí para promocionar el orgullo gay. Tengo que cumplir con mi deber primero y no quiero parecer sesgada. Se trata de un trabajo de ley, de ver todos los problemas legales y lo que implica esta medida, he puesto mis preferencias a un lado".
            Jean Pier Delaume Myard, es un activista homosexual y cineasta, que se opone a la adopción gay: “no queremos que los niños sean privados voluntariamente de un padre o de una madre. Si los gay son a menudo discriminados, ¿Qué tipo de discriminación le esperara a un niño que es huérfano y fue adoptado por homosexuales?”. Myard declara que los medios “le han robado la voz a los homosexuales que no buscan tales derechos”. Jean Pier cree en Dios, afirma haberle dado gracias tras ayudarlo a superar una enfermedad en su adolescencia.
            Philippe Ariño, intelectual francés, autor de varios libros sobre la homosexualidad, es un ex homosexual ahora católico; “no estoy convencido de que la pareja homosexual sea lo mejor que le puede ocurrir a uno que se siente homosexual de forma duradera. A día de hoy, no me he topado con uniones homosexuales que de verdad sean sólidas, resplandecientes y satisfactorias a largo plazo. Por eso he elegido vivir la continencia, es decir, entregar mi homosexualidad para vivir en Jesucristo y su Iglesia. El camino católico es liberador. Para la Iglesia católica, una persona homosexual, aunque sienta una atracción física seria y real hacia otra persona del mismo sexo, siempre será libre de no dejarse reducir solo a la homosexualidad, a lo sexual, que plasma sus deseos en otra persona. Según el Magisterio católico, la diferencia entre sexos y la identidad de hijo de Dios, son los dos pilares fundamentales que definen al ser humano”.
            Como leemos, la discusión entre el mundo gay y el cristianismo no es un asunto de “o negro ò blanco”, hay una infinidad de matices ideológicas y puntos de encuentro. Que estos testimonios sirvan para que los católicos sepamos defender el modelo de familia católico y afirmar que “no todos los gays están a favor de contraer matrimonio y adoptar”. Como expresa Bongibault; la familia es el equilibrio de la sociedad, modificarla pone en juego su porvenir.