jueves, 27 de febrero de 2014

El antiguo testamento y nuestra fe

            Es común que la mayoría de los católicos sepa muy poco de Sagradas Escrituras. Aunque pueden entender con claridad el mensaje del evangelio en cada misa, los pasajes del Antiguo Testamento son más difíciles de entender para muchos.
            Algunos no encuentran una asociación clara entre: Biblia e Iglesia Católica, y seducidos por la propaganda de las sectas proselitistas acuden a sus cultos. Cabe señalar, fuera de la Iglesia Católica, el 85% de las Iglesias evangélicas están dirigidas por personas sin estudios teológicos. El 75% se ubica en África, Asia y América del Sur. “The Gospel Coalition” (TGC) es un movimiento cristiano, no católico, que desea poner fin a esta denominada “desnutrición teológica” del hemisferio sur. El sectarismo es un reto, no solo para católicos, sino también para protestantes y evangélicos.
            En nuestra fe, cada sacerdote católico cuenta con estudios de teología, a diferencia de otras creencias, nuestro principal reto es formar laicos para que estos se unan algún apostolado usando sus talentos. Pero, ¿Cómo invitarlos a formar parte, si muchos no encuentran esa asociación clara entre “Biblia e Iglesia Católica”?. Muchos católicos no encuentran en la Biblia; la misa, los sacramentos, algunas creencias y costumbres católicas ò una estructura religiosa definida, solo entienden a Jesús dando sus enseñanzas al aire libre rodeado de sus discípulos y los transeúntes.
            Me atrevo a decir que, para entender la Iglesia Católica hay que recurrir obviamente al Nuevo Testamento, pero también al Antiguo Testamento, al judaísmo, que es donde nació el cristianismo. Por ejemplo, el Apóstol San Pedro en su primera carta afirma; “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (Cap. 2, v.9, 10). El apóstol en realidad esta citando el libro del Éxodo (cap. 19, v.6) a los bautizados. Este antecedente es de suma importancia, es necesario conocer algo de judaísmo, porque la religión de los hebreos no era algo sin estructura, disperso ò abstracto, sino algo concreto, en su estructura compuesto de; el sumosacerdote, que poseía el rango más alto, era cabeza de los sacerdotes y ofrecía el cordero en el propiciatorio, incluso era juez. También, los sacerdotes que inculcaban las leyes, ofrecían sacrificios, comían de estos y según la fiesta hebrea compartían estas comidas sagradas con el pueblo. En la carta a los hebreos (cap. 4, v. 14,15), Jesús es comparado con el sumosacerdote del judaísmo. Esa es la estructura que posee la Iglesia católica, muy similar a la que aparece en el antiguo testamento; Jesús como sumosacerdote, sacerdotes y el pueblo.
            Llendo más allá de las Escrituras, podremos encontrar muchas similitudes entre la fe judía de la antigua alianza y la fe católica del nuevo testamento, por ejemplo, la tradición del luto en el judaísmo se llama “avelut”, que incluye rezos por varios días para el descanso del difuntos. El rezo judío se llama “tefila”, el “minyan” implica un rezo colectivo. El “tefilin” es un instrumento que los judíos colocan en su brazo y frente para rezar. El rito de “Benei mitzva” es el acto de la confirmación, cuando los niños judíos alcanzan la edad de 13 años por este acto declaran que abrazan la fe judía por su propia voluntad. En el judaísmo existe el concepto de “purgatorio”. La confesión de pecados se llama “vidui”. Aunque los judíos no tienen santos, los “tzadik” son los judíos honorables, vivos ò difuntos como patriarcas que interceden por ellos ante Dios. Los judíos también poseen un calendario litúrgico. En la cena pascual judía, el pan sagrado se llama “matza”, este fue el pan que Jesús uso para establecer la Eucaristía. 
            En fin, aunque el judaísmo no es un catolicismo, el paralelismo es impresionante y como antecedente histórico nos es muy útil para permanecer en la única Iglesia que Jesús estableció.