jueves, 27 de febrero de 2014

El agua de la roca

            Uno de los pasajes de la Biblia que causa más controversia entre católicos, evangélicos y judíos, es el de “Moisés y el agua de la roca” (Números 20:1-13). En el pasaje, el pueblo hebreo errante en el desierto sediento solicita a Dios por agua, la orden de Dios fue que “Moisés hable a la piedra para que brote agua”. El agua broto de la piedra, pero profeta la golpeo, no le hablo. Por este acto, Moisés y su congregación no pudieron entrar a la tierra prometida de Canaán. Parece injusto que el gran legislador y libertador del pueblo de Israel quede fuera de la tierra prometida por este insignificante acto.
            Un rabino judío afirmo que golpear la roca significa “agredir la creación”, un acto de violencia para beneficiar al hombre y Dios no quiere tal cosa. No entraran a la tierra prometida aquellos que mediante la agresión pretendan servir a Dios.
            Cuando se hace un paralelo entre este pasaje, la liturgia judía y el cristianismo, podemos encontrar símbolos y enseñanzas importantes. El agua de la roca con Moisés tuvo la función dar agua al pueblo. Siglos después, en el antiguo testamento, en el culto del templo de Jerusalén “la piedra angular” es la roca donde se colocaba el arca de la alianza, en el lugar más sagrado del tempo, sobre esta piedra caía la sangre de los corderos sacrificados para el perdón de los pecados. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, San Pedro se referirá a Jesucristo como “la piedra angular”. Esta piedra no es un cimiento, sino que es la roca que ocupa un lugar único en el culto de Jerusalén, porque está relacionada con el sacrificio y el culto. En cambio, Simón será llamado “Cefas” por Jesús, esto significa “piedra” ò Pedro. Pero esta referencia de Jesús hacia el apóstol no es por “la piedra angular” sino como piedra de un cimiento: “sobre esta roca edifico mi Iglesia” (San Mateo 16:18).
            Jesús en muchas ocasiones afirmo ser “el agua viva”. En el pasaje del “agua de la roca” podemos apreciar los símbolos: “Moisés golpeando la roca para que brote agua” y en la pasión de Jesús “los judíos bajo las leyes de Moisés agrediéndolo para que dé el brote el milagro y se manifieste a todos como el Mesías”.    
            Ningún judío ò ningún otro hombre podrá entrar al reino de Dios agrediendo a la roca que es Cristo ò a su prójimo. Irónicamente en el pasaje de Moisés a pesar de que la roca fue agredida, el agua broto y el pueblo bebió. Esto significa que, a pesar de que encontremos en el mundo muchos hombres blasfemos, rebeldes, que agreden con su soberbia, aun así, Dios se compadece de ellos en este desierto de la vida, pero ninguno debe fiarse del todo, Moisés no pudo entrar porque golpeo “una simple roca”. Por lo tanto, Dios es amor pero también es santidad y justicia.      
            La influencia de Cristo en el mundo ha sido tan grande que hasta el judaísmo ha sido modificado gracias al mundo occidental. Los judíos de hoy ya no permiten la lapidación como castigo por transgredir las leyes de Moisés. Recordemos lo dicho por Jesús “quien esté libre de pecado, arroje la primer piedra”.
            Los bautizados que recurren a las intimidaciones ò chantajes para “hacer brotar agua” están negando la espiritualidad del cristianismo, si bien, podrán convencer a muchos y saciar la sed de algunos, esto no significa que su entrada a la tierra prometida esté garantizada.