lunes, 2 de diciembre de 2013

La salvación y el fundamentalismo

            Desde hace años participo en foros de debate cristiano por medio de internet. En estos espacios virtuales convergen infinidad de opiniones y creencias. He notado que existen posturas moderadas y extremas entre no católicos y católicos. El fundamentalismo católico no es común, pero existe. Sin embargo, debe ponerse en claro que nuestra Iglesia Católica no es fundamentalista.
            Existen verdades de fe que nuestra Iglesia custodia, pero nadie se salva por conocer ò custodiar la doctrina correcta, ni tampoco alguien se condena por no tener la plenitud de la fe transmitida por los apóstoles. La gente se condena por su pecado, por su corazón no arrepentido y por su falta piedad para con los demás. La piedad es necesaria para no caer en el fundamentalismo.
            Es cierto que, los sectarios mal interpretan la biblia, pues por su ignorancia la deslindan del contexto y de la sucesión apostólica. Pero, los fundamentalistas católicos mal interpretan los Concilios establecidos por esta Iglesia y hacen lecturas incompletas.
            Quizá el dogma más mal interpretado entre ambos fundamentalistas es “fuera de la Iglesia Católica no hay salvación”, es correcto es un dogma de nuestra Iglesia, pero debe comprenderse en el contexto que se escribió. El decreto fue usando contra la rebeldía dentro de la Iglesia y no fuera de ella. Se refiere a los bautizados que habiendo recibido y conocido la fe de los Apóstoles, reniegan de la misma y abrazan sus propias doctrinas promoviéndolas como verdades del cristianismo. No habrá salvación contra aquel que siendo miembro activo del cuerpo de Cristo, lo destrocé y lo divida por sus herejías. Señala el Catecismo de la Iglesia que: “esta afirmación no se refiere a los que, sin culpa propia, no conocen a Cristo y a su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir vida la salvación eterna” (CIC 847).
            Sobre el protestantismo aclara el punto 817 del Catecismo; "en esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones que el apóstol reprueba severamente como condenables; y en siglos posteriores surgieron disensiones más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión plena con la Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas partes". “Tales rupturas lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo (se distingue la herejía, la apostasía y el cisma)…”. Mencionando en el 818 y 819 que: “Los que nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas "y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos... justificados por la fe en el bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor". Además, "muchos elementos de santificación y de verdad" existen fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: "la palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo y los elementos visibles". El Espíritu de Cristo se sirve de estas Iglesias y comunidades eclesiales como medios de salvación cuya fuerza viene de la plenitud de gracia y de verdad que Cristo ha confiado a la Iglesia católica. Todos estos bienes provienen de Cristo y conducen a Él y de por sí impelen a "la unidad católica".
            Es bueno conocer esto para que la Iglesia Católica no sea injuriada por los ignorantes y sepamos disfrutar sin temor la libertad que tenemos en nuestro credo, pues nuestro Dios no se cerrara las puertas de su Reino a los hombres que por la limitación de su entendimiento ò su cultura están lejos de la Iglesia, pero que buscan de sincero corazón encontrarse con El.