lunes, 22 de abril de 2013

Fiestas Judías y Nueva Alianza (Parte IV)


Esta es la cuarta parte de una descripción de festividades judías y su correlación con la Nueva Alianza justificado en la constitución dogmática de la Iglesia “Dei Verbum” que señala; “La economía del Antiguo Testamento estaba ordenada, sobre todo, para preparar, anunciar proféticamente y significar con diversas figuras la venida de Cristo redentor universal y la del Reino Mesiánico” (Cap. IV, No. 15). También, lo enseñado por San Pablo cuando se refiere a los ritos y festividades judías: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo (Sabbat), todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo” (Colosenses 2:16,17).
La fiesta del “Shavuot” es “la fiesta de las primicias” ò “la fiesta de la entrega de la Tora”, “Shavuot” significa “semanas”, esta celebración se efectúa 7 semanas después del “Pesaj” que es la pascua de los judíos, “Shavuot” se efectúa los primeros días del mes de Siván (mayo – junio) y es el antecedente histórico para la fiesta judía de Pentecostés. “Shavuot” conmemora el evento histórico de la revelación de Dios en el monte Sinaí, es el momento en el que Israel tuvo la revelación colectiva. El centro del “Shavuot” es que la presencia de Dios deciente en el Sinaí y el pueblo lo experimenta. El sentido espiritual de la fiesta expresa que Dios reclama al pueblo como suyo, como escogido para ser santo.

La tora ò los 5 libros de la biblia no menciona el día especifico para llegar al día del “Shavuot” como en las otras fiestas que aparecen en la Tora, por lo tanto, los judíos contaban los días desde el 2do día de la pascua judía hasta el día de “Shavuot”. Los rabinos explican que la pascua judía celebra la liberación física de la esclavitud en Egipto, pero, contar los días enfatiza la búsqueda de Israel en su peregrinar por el desierto cuando Moisés promete la liberación espiritual que concluye en el decálogo. Contar los días demuestra el deseo de los judíos por recibir la Tora, de ser liberados del faraón para que 49 días después se conviertan en siervos de Dios por sus mandamientos.     
En el ritual hebreo, durante el periodo de las 7 semanas que existen entre la Pascua Judía y el Shavuot (Pentecostés) la cebada y algunos otros granos no podían ser comidos tal año si antes no se presentaban las primicias de tales cosechas ante Dios en el templo (395 cm3 en granos), siendo mecidas estas por los sacerdotes, testimoniando los agricultores hebreos que por la mano de Dios fueron liberados del faraón. La cebada en tiempos de Moisés era el grano utilizado para alimentar animales, pero llegado el día de la fiesta del “Shavuot”, los judíos hacían dos panes con el trigo y lo ofrecían a Dios en el altar hebreo. El simbolismo significa: la cebada cruda es la experiencia del ser humano alejado de Dios, el hombre guiado por sus instintos al modo del animal sin conciencia espiritual, mientras que el trigo es el hombre espiritual guiado por la Palabra de Dios. Por 49 días los judíos ofrecen cebada cruda, pero en “Shavuot”, los judíos reconocen en “el pan de trigo” la espiritualidad humana que se confirma en la entrega de la Palabra en el Sinaí. Los dos granos simbolizan las dos naturalezas intrínsecas del ser humano, pero, el pan de trigo, simboliza que la palabra de Dios transforma triturando el grano para convertirlo en algo mejor.
Como católicos debemos impresionarnos por esta fiesta judía, pues para nosotros Pentecostés celebra el día en que la presencia de Dios descendió en el Espíritu Santo y poso sobre los Apóstoles, haciendo de Jesucristo use nuevo Moisés que entrega sus mandamientos ya no en tablas sino en el corazón de sus discípulos, siendo la Iglesia el pueblo que recibió la revelación de modo comunitario. Si fuésemos judíos conversos al catolicismo, quizá entendiéramos el Pentecostés cristiano como el momento en el que Dios desciende en el Espíritu Santo y reclama a los fieles como familia suya por obra del Mesías.