miércoles, 28 de noviembre de 2012

La confesión y el sacerdocio


La semana pasada me invitaron a dar una exposición en la clase de apologética “en defensa de la fe” que imparte la maestra Lourdes Reynoso. Semanas antes a la exposición comentaba con la maestra que deseaba exponer sobre las prefiguras del antiguo testamento, porque, en muchas de ellas encontramos lo que la Iglesia es.
La prefigura es el texto del antiguo testamento que delinea la figura de algo mostrándolo anticipadamente. La antigua alianza está repleta de prefiguras que anuncian a Cristo, por ejemplo, el ofrecimiento que hace Abraham a Dios en el sacrificio de Isaac y aunque Isaac no muere, el concepto es “el Padre que entrega a su hijo para el sacrificio…”. Una correlación de eventos es “la torre de babel” donde Dios confunde el lenguaje humano porque estos intentan alcanzar el cielo con la obra de sus manos, mientras que, en pentecostés por medio del Espíritu Santo los discípulos hablan otras lenguas y proclaman el evangelio. Pentecostés resuelve el conflicto de Babel, la torre es el símbolo del esfuerzo humano por alcanzar el cielo mientras que la Iglesia nace desde el cielo y busca a los hombres. Existen muchos otros ejemplos que relacionan el antiguo testamento con el nuevo.
En aquella exposición comente a los alumnos; “quise hablar de prefiguras, pero es demasiado, así que solo hablare del sacerdocio de los judíos como prefigura del sacerdocio de la nueva alianza…”. En la carta a los hebreos se menciona que las liturgias judías eran solamente “la sombra de las cosas sobre naturales…”. En este sentido, las celebraciones religiosas de los judíos eran en si una prefigura de nuestro culto, no olvidemos que la Eucaristía fue instituida por Jesús en la celebración judía de “la cena pascual”, también, “Pentecostés” tiene un antecedente hebreo, los diez mandamientos, las doce tribus de Israel y los doce apóstoles de Cristo, correlacionan las dos alianzas.    
Se le llama “sacerdocio levítico” al ejercido por los israelitas en la antigua alianza, se llama así por que se estableció sobre la tribu de Levi. Los sacerdotes oficiaban en el tabernáculo de Moisés disponiendo las ofrendas y las victimas a sacrificar para borrar el pecado del pueblo. Es interesante la similitud entre las dos alianzas sobretodo “la confesión y el sacerdocio” en el antiguo testamento, cito; “Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, y para su expiación traerá a Dios por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado” (Levítico 5:5,6). Otro texto interesante es el de la confesión comunitaria, el sacerdote imponía sus manos sobre el animal llevando este todas las transgresiones del pueblo; “Aarón impondrá sus dos manos sobre la cabeza del animal y confesará sobre él todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera sean los pecados que hayan cometido, cargándolas sobre la cabeza del chivo. Entonces lo enviará al desierto por medio de un hombre designado para ello” (Levítico 16:21).

Hay armonía entre las dos alianzas, recordemos a Juan el bautista y su afirmación sobre Jesús; “este es el cordero que quita el pecado del mundo…”, sus palabras tenían relación con la liturgia del templo hebreo. Hoy, Jesús es cordero y cabeza de los sacerdotes, ha llevado a la plenitud todo, disponiéndose el mismo como ofrenda en el pan y el vino, dando poder a sus discípulos para completar la expiación del pecado; “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados…” (San Juan 20:23).