jueves, 29 de noviembre de 2012

El memorial y el sacerdocio


La semana pasada mencione la invitación que recibí para exponer en la clase de apologética católica “defensa de la fe” que imparte la maestra Lourdes Reynoso en la casa diocesana. Fui invitado para complementar el tema de la relación entre el antiguo testamento y el nuevo, confirmando que, el antiguo testamento es la sobra de la realidad que vendría en la nueva alianza en el cumplimiento de la resurrección de Jesucristo.
En el primer artículo mencione dos versículos del antiguo testamento relacionados con la confesión de pecados dentro de las liturgias celebradas por el sacerdocio Judío establecido en la tribu de Levi, al que se le conoce como “sacerdocio levítico”. Los versículos fueron; Levítico 16:21 para la confesión comunitaria donde se imponía las manos sobre la victima para que en esta recayeran los pecados del pueblo, y la confesión del pecado individual al sacerdote en Levítico 5:5,6. Siendo Jesús el cordero, tras su resurrección los apóstoles enseñaron que todas estas celebraciones del antiguo testamento son prefigura de aquello que estaba por venir con Cristo. 
Hoy haré mención al “memorial” que nos hace recordar la cena que Jesús compartió con sus discípulos cuando instituyo la Eucaristía.
Para nosotros puede resultar fácil interpretar la palabra “memorial” porque la definimos bajo nuestro contexto, siendo algo que se hace en memoria de una persona, una actividad que nos recuerda algo, pero, en el contexto de Jerusalén en el siglo I, los discípulos de Jesús entendieron otra cosa, pues, el “memorial” está relacionado con las victimas y las ofrendas presentadas por el sacerdocio judío en su templo para tributar a Dios. Así lo leemos en el Levítico 2,1-3: “Cuando alguna persona ofreciere oblación a Dios, su ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite, y pondrá sobre ella incienso, y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Dios. Y lo que resta de la ofrenda será del sumo sacerdote Aarón…”.  También en Números 10,10: “En las grandes ocasiones, en las fiestas y en los días de luna nueva, tocarán las trompetas sobre sus holocaustos y sus sacrificios de comunión; y este será para ustedes un memorial delante de su Dios. Yo soy el Señor, su Dios” ó Levítico 5,12:“La llevará al sacerdote, el cual tomará un puñado como memorial, y lo hará arder sobre el altar junto con las ofrendas que se queman para el Señor: es un sacrificio por el pecado”. Estos antecedentes son importantes porque nos ayudan a entender más acertadamente el contexto en el cual la Eucaristía fue instituida. El Cuerpo y la Sangre de Cristo no son un símbolo expresado en el Pan y el Vino, no, el apóstol San Pablo viniendo de un antecedente fariseo comprende la importancia de la Eucaristía como memorial del sacrificio de redención. De esto escribe en la carta a los corintios que: quien come y bebe indignamente ó estando en pecado, come y bebe para edificar su propia condena (1era de corintios 11,27), porque en el antiguo testamento ningún judío debía celebrar la pascua hebrea sin estar purificado de sus faltas (Números 9,1-14).
Estas actividades del antiguo testamento nos confirman la fe católica donde Jesús convierte el símbolo antiguo en realidad presente para perfeccionar a su Iglesia.



miércoles, 28 de noviembre de 2012

La confesión y el sacerdocio


La semana pasada me invitaron a dar una exposición en la clase de apologética “en defensa de la fe” que imparte la maestra Lourdes Reynoso. Semanas antes a la exposición comentaba con la maestra que deseaba exponer sobre las prefiguras del antiguo testamento, porque, en muchas de ellas encontramos lo que la Iglesia es.
La prefigura es el texto del antiguo testamento que delinea la figura de algo mostrándolo anticipadamente. La antigua alianza está repleta de prefiguras que anuncian a Cristo, por ejemplo, el ofrecimiento que hace Abraham a Dios en el sacrificio de Isaac y aunque Isaac no muere, el concepto es “el Padre que entrega a su hijo para el sacrificio…”. Una correlación de eventos es “la torre de babel” donde Dios confunde el lenguaje humano porque estos intentan alcanzar el cielo con la obra de sus manos, mientras que, en pentecostés por medio del Espíritu Santo los discípulos hablan otras lenguas y proclaman el evangelio. Pentecostés resuelve el conflicto de Babel, la torre es el símbolo del esfuerzo humano por alcanzar el cielo mientras que la Iglesia nace desde el cielo y busca a los hombres. Existen muchos otros ejemplos que relacionan el antiguo testamento con el nuevo.
En aquella exposición comente a los alumnos; “quise hablar de prefiguras, pero es demasiado, así que solo hablare del sacerdocio de los judíos como prefigura del sacerdocio de la nueva alianza…”. En la carta a los hebreos se menciona que las liturgias judías eran solamente “la sombra de las cosas sobre naturales…”. En este sentido, las celebraciones religiosas de los judíos eran en si una prefigura de nuestro culto, no olvidemos que la Eucaristía fue instituida por Jesús en la celebración judía de “la cena pascual”, también, “Pentecostés” tiene un antecedente hebreo, los diez mandamientos, las doce tribus de Israel y los doce apóstoles de Cristo, correlacionan las dos alianzas.    
Se le llama “sacerdocio levítico” al ejercido por los israelitas en la antigua alianza, se llama así por que se estableció sobre la tribu de Levi. Los sacerdotes oficiaban en el tabernáculo de Moisés disponiendo las ofrendas y las victimas a sacrificar para borrar el pecado del pueblo. Es interesante la similitud entre las dos alianzas sobretodo “la confesión y el sacerdocio” en el antiguo testamento, cito; “Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, y para su expiación traerá a Dios por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado” (Levítico 5:5,6). Otro texto interesante es el de la confesión comunitaria, el sacerdote imponía sus manos sobre el animal llevando este todas las transgresiones del pueblo; “Aarón impondrá sus dos manos sobre la cabeza del animal y confesará sobre él todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera sean los pecados que hayan cometido, cargándolas sobre la cabeza del chivo. Entonces lo enviará al desierto por medio de un hombre designado para ello” (Levítico 16:21).

Hay armonía entre las dos alianzas, recordemos a Juan el bautista y su afirmación sobre Jesús; “este es el cordero que quita el pecado del mundo…”, sus palabras tenían relación con la liturgia del templo hebreo. Hoy, Jesús es cordero y cabeza de los sacerdotes, ha llevado a la plenitud todo, disponiéndose el mismo como ofrenda en el pan y el vino, dando poder a sus discípulos para completar la expiación del pecado; “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados…” (San Juan 20:23).  




martes, 20 de noviembre de 2012

El pan, la fe y la vida


Los católicos elevan un pan en cada reunión y dicen que es el cuerpo de su salvador, su creencia afirma que para poder salvarse es necesario compartir el pan con los necesitados ejerciendo la caridad, desde ese sentido no es descabellado elevar el pan como signo de salvación, pues, si no comparten el pan entre ellos según su fe no se salvan. Ellos creen en la evangelización, esto es, ir por todo el mundo anunciando las buenas nuevas, por ese lado, no veo maldad alguna porque tiene sentido según su fe: cuando ellos evangelizan y emprenden misiones en realidad están buscando compartir el pan que los salva con otros que están lejos, en resumidas cuentas su fe es un acto de caridad por compartir lo más grande que tienen que es el alimento.

Ellos elevan el pan y dicen que en él hay vida, en eso tienen razón porque la vida depende de los alimentos, cualquiera que viva sin comer morirá. Cualquier sociedad debería elevar el pan como celebración a la vida. Las tribus prehispánicas afirmaban que el hombre fue formado del maíz y toda su economía estaba basada en el maíz, para el indígena sin alimento no había desarrollo solo restaba morir. Esta percepción antigua tiene sabiduría y los católicos aun la profesan; “sin el pan no hay vida”.

El alimento debe ser un derecho y una obligación social porque comer es la oportunidad para seguir viviendo, la humanidad encontrara salvación si comparte el pan, que es el alimento. Estas alabanzas que hacen los católicos más bien es un reconocimiento ó reconciliación con todo, es una síntesis de toda la creación, pues, para producir el pan que es el alimento, la tierra produce los frutos, el cielo se ocupa de las lluvias y el hombre de maquilarlo, así que, “tierra, cielo y hombre” se dan a la tarea de producir el pan. Es imposible producir el pan si no participan los tres en conjunto, en esto existe un mensaje curioso; el pan no surge del egoísmo, sino que es necesario la cooperación del cielo, la tierra y el hombre. El pan que nos da vida por lo tanto no ha surgido del egoísmo. No podemos exentar a la tierra de su función, como tampoco lo podemos hacer con las lluvias ni podríamos vivir solo de agua, el hombre tampoco pude estar exentó porque un pan que no alimenta a nadie no tiene sentido ni razón de ser.
El hombre no puede manipular las lluvias, no ha podido predecir el inicio ó el termino de las sequías ó las inundaciones, en esto, la vida humana depende del cielo. El hombre y la tierra agradecen la lluvia, pero, el hombre debe ser paciente con ambos, pues, la tierra también ocupa descansó para poder producir.  
Elevar el pan es dejar atrás los actos de soberbia humana contra la creación, un pan producido es la oportunidad para seguir viviendo. Elevar el pan significa también un acto de agradecimiento, la humanidad entra en comunión con la creación al reconocerle su labor y con los hombres al compartirlo. El pan nos salva porque es vida y cuando lo compartimos permitimos que otros por el pan vivan.   





martes, 13 de noviembre de 2012

Dios es amor


San Pablo y otros Apóstoles se reunían los sábados en las sinagogas judías según la costumbre de los judíos para anunciarles el cumplimiento de las Escrituras en Jesús. Esto levantaba discusión y pleito en las sinagogas. Entre los paganos también sucedía algo similar, los Apóstoles aprovechaban los momentos oportunos ó lugares públicos para exponer la resurrección de Jesucristo. Conocido es el discurso de San Pablo en Atenas donde hace uso de un “hito” nombrado por los griegos como “el dios desconocido”, porque los griegos tenían tantas deidades que dieron lugar a la posibilidad de que tal vez exista un dios al cual no conocen. San Pablo encuentra en ese “dios desconocido” la oportunidad de hablarles de Jesús. Los griegos escucharon el anuncio, pero, en el momento en que San Pablo menciona que Jesús fue crucificado, muerto y resucitado, empiezan a burlarse de él y lo corren. Los griegos no concebían a un Dios que se mostró a los hombres como “débil”, fue asesinado por los mismos y resucito. La deidad en ese entonces eran símbolo de poderío y no se asociaba al martirio, ni la debilidad.
Los apóstoles anunciaban el evangelio con libertad, incluso, desde el anuncio del reino de los cielos que es antes de la resurrección y se dio dentro de Jerusalén, los discípulos ya conocían que: si anuncias y eres recibido la paz ha llegado a aquella casa, pero si no, continua tú camino y limpia el polvo de tus pies. Después de la resurrección de Jesús, la evangelización solicita el anuncio a todos los pueblos. Los apóstoles anunciaban de ciudad en ciudad, pero, también se limpiaban “el polvo de sus zapatos”. Así sucedió en el areópago con San Pablo y los griegos, estos lo corrieron, el apóstol partió del lugar, solo un puñado de griegos le creyó y partieron junto con él. En la carta a los Tesalonicenses se menciona como San Pablo en esa comunidad no tuvo necesidad de anunciar algo porque Cristo ya había sido anunciado. La carta a los Romanos afirma que se abstuvieron de anunciar a Jesús porque ya había sido anunciado y prefirieron partir a la búsqueda de lugares donde el evangelio no hubiese sido anunciado. Se comprende que en el tiempo de los Apóstoles el mundo estaba conformado de otra manera, el politeísmo, la filosofía y vida de los pueblos paganos, anunciar a Jesucristo en realidad era una novedad.



Nuestro mundo ha heredado estas prácticas apostólicas. No podemos negar que cualquier secta religiosa que use la biblia como libro inspirado también se dará a la tarea de anunciar e insistir bajo su interpretación. En algunos puntos concordaremos y en otros no. La Iglesia Católica desde su origen ha tenido la tarea de anunciar a Jesús iniciando con los Apóstoles bajo distintos contextos históricos. Por un lado, podríamos sentarnos a discutir punto por punto con cualquier sectario, ateo, incrédulo, apostata, gnóstico, ó de cualquier otro credo cumpliendo así la tarea de “anunciar”, aunque Jesús ya es conocido en occidente. Benedicto XVI afirma que el creyente debe saber cuándo hablar pero también cuando callar. La madre Teresa de Calcuta afirmaba que “hay que evangelizar sin las palabras”, pero “callar” parece contradictorio a la petición de “anunciar”. Recordemos que Dios es amor y en ocasiones el hombre debe callar para que el amor que habita en el hable, porque Dios es amor.      


martes, 6 de noviembre de 2012

"dioses sois"


“Yo y el Padre somos uno”. Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: “Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?” Le respondieron los judíos: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios”. Jesús les respondió: “¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois?”      Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura – a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? (San Juan 10:30-36).

Este dicho “dioses sois” es motivo de confusión para muchos. Conozco protestantes que están divididos a causa de este versículo porque unos argumentan que los seres humanos no somos dioses y otros afirman que sí, estando eternamente divididos por sus equivocadas interpretaciones.

Sin duda sabemos que el intento humano de igualarse a Dios es un pecado, desde ese ángulo creer que “somos dioses” es un error que desata nuestra enemistad contra Dios, que es en realidad un odio al prójimo. ¿A que se referirá Cristo cuando dice “dioses sois”?. Jesús ha citado a los fariseos el Salmo 82, del cual cito un fragmento;  Yo había dicho: “¡Vosotros, dioses sois, todos vosotros, hijos del Altísimo!”. Mas ahora, como el hombre moriréis, como uno solo caeréis, príncipes. ¡Álzate, oh Dios, juzga a la tierra, pues tú eres el señor de todas las naciones!. El Salmo anuncia desde la nueva alianza lo que está por suceder en la nueva alianza, pues, nosotros tras nuestro bautismo nos reconocemos como hijos de Dios y ciertamente como afirma el salmo: “como hombres moriremos”.

Benedicto XVI hacer una reflexión sobre el verso “dioses sois” refiriéndose a que por medio de la Eucaristía es Cristo mismo quien se encarna en nuestro ser, somos uno con el Señor, en lo físico y en el Espíritu. “dioses sois” no por nuestros méritos sino por estar unidos a Jesús, porque Jesús compartió su divinidad con nosotros. Por Cristo accedemos a la trinidad. Para el judío la Tora es el Verbo de Dios, para nosotros, la Eucaristía es la encarnación del Verbo. La cercanía con Dios bajo la nueva alianza es hacerse uno con Dios por Jesús.  


  
Este regalo tan grande que es la divinidad que hemos recibido lleva consigo la responsabilidad de ejercer tal obligación. “dioses sois” al modo de Cristo, dado que el pecado es querer ser dioses para despojar a Dios, recibir su culto y ejercer su dominio sobre el prójimo. “dioses sois” para encarnar y tomar el papel de Cristo en este mundo, para que por medio de la obediencia podamos acceder a la resurrección. Ciertamente “dioses somos” aunque como hombres moriremos, pero, si es que hicimos uso cabal de tal honor resucitaremos porque Dios al llamarnos hijos suyos también nos ha dado derecho a tal facultad. “dioses sois” gracias a Cristo.