domingo, 19 de febrero de 2012

Las imágenes en los templos

Hace mucho tiempo le pregunte a un sacerdote; ¿porque tenemos imágenes en nuestras Iglesias?, aquel sacerdote me contesto: “las tenemos porque en el cielo, Dios comparte su gloria…”. Su respuesta fue demasiado sencilla y en su momento no me convenció, hoy, después de muchos años creo que entendí la sencillez de aquella explicación.

Como antecedente histórico, la ciudad de Zurich fue la primer ciudad en prohibir las imágenes dentro de las Iglesias Católicas, esta prohibición vino de parte del Estado, dado que, posterior a la reforma de Martin Lutero en 1540 d.C. toda Europa tenia Gobiernos Teocráticos (la fe del Rey era la fe impuesta al pueblo). Los historiadores narran que Zurich vivió una intolerancia inimaginable hacia el arte religioso; esculturas y lienzos fueron sacados de las Iglesias para ser quemados, dando inicio al culto protestante sin imágenes ni esculturas.

Otro antecedente, hace tiempo leí una crítica hecha por un rabino sobre la “literal” interpretación que algunos fundamentalistas hacen del texto de Éxodo 20:4 “no te harás imagen y semejanza…”, el rabino en tono sarcástico dijo; “si Dios prohíbe las imágenes y las estatuas, deberíamos prohibir las escuelas de arte, las jugueterías y quemar las cámaras fotográfica…”. Este rabino habla en ese tono porque dentro del Judaísmo si existen imágenes e iconos, basta mirar la bandera de Israel para encontrar la “imagen” de la estrella de David.

El culto hebreo desde el tabernáculo de Moisés y después en la construcción del templo de Salomón incluía las esculturas de Ángeles que custodiaban el arca de la Alianza, una vez al año solo el Sumosacerdote de los hebreos entraba al lugar llamado “el Santo de los Santos” para sacrificar un cordero, el templo de los judíos todo el año estaba solo, pues, ningún judío podía ni siquiera ver las estatuas de aquellos Ángeles, mucho menos tocar el Arca ó el mobiliario sacro. Esta liturgia hebrea del Antiguo Testamento que celebra un culto en un templo a puerta cerrada, sin gente y con una sola persona oficiando en medio de un Arca custodiada por estatuas de Ángeles es la pedagogía de Dios que nos muestra por medio de símbolos terrenos las realidades del cielo, pues, este templo vacio es la representación del cielo con una humanidad sin redención; “un cielo donde solo habitaba Dios y sus ángeles, sin humanos”. Los relatos de los evangelios afirman que tras la muerte de Jesús hubo un gran terremoto y el velo del templo Judío se rasgó, este velo era el símbolo de aquella división que impedía al pueblo el acceso a ese lugar Santo del templo, el velo representaba el impedimento para acceder a la Gloria de Dios. Una vez que Jesús por su sacrificio reconcilio las cosas del cielo y las cosas de la tierra, el cielo se abre para todos, el velo se rasga, y aquella soledad del cielo ya no es, sino que, por Jesús ahora moran los fieles y los justos al lado de los Ángeles en la Gloria de Dios. El lugar de culto en la Nueva Alianza, ósea, la Iglesia como inmueble, representa en la tierra esa realidad traída por Cristo; un cielo abierto donde todos están invitados, pues, en cielo ya no habita solo Dios con sus ángeles, sino también los justos. Como dijo aquel sacerdote; “en el cielo, Dios comparte su gloria…”