domingo, 10 de abril de 2011

Eucaristía


En la comunidad de Corinto habia mucha ignorancia del sentido Sagrado de la Santa Cena y existian muchas divisiones, rivalidades y conflictos internos. San Pablo los reprende por su ignorancia de la siguiente manera: Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: “Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío”. Asimismo también la copa después de cenar diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bibiereis, hacedlo en recuerdo mío”. Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. (1era de Corintios 11:23,29).

San Pablo enseño que “comer indignamente significa comer castigo”. Pero, ¿Qué sucede cuando comemos del Cuerpo de Cristo dignamente?, sucede entonces lo que Cristo dijo en el evangelio: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (San Juan 6:54). Ante este regalo de la vida eterna, he reflexionando y he concluido que lo mas importante de la vida Cristiana es el acto de comer dignamente la Eucaristia. Practicar obras de caridad es tambien muy importante, pero la enseñanza de la Iglesia afirma que nadie se salva solo por sus propias obras, sino que la salvación nos viene por la Gracia de Jesucristo.

En la Eucaristía se encuentra todo. Para participar dignamente de ella debemos tener fe y tambien obras. Debemos tener fe de que Cristo es nuestro Salvador y de que comemos y bebemos el Cuerpo y la Sangre del Señor. Debemos tener obras de arrepentimiento, penitencia y llevar una vida conforme al evangelio. Con esta suma de: fe, obras, y Gracia recibida por medio de los Sacramentos se completa la vida Cristiana. En la Eucaristía se perpetúa la Alianza que Cristo estableció, pues se renueva su unico Sacrificio. Esto es muy importante pues sin Alianza no tendría sentido tener fe ni obras, porque la Alianza fue establecida para que por medio del sacrificio de Jesucristo recibieramos la reconciliación con Dios, pues Dios enseño desde la antigüedad que: “sin derramamiento de sangre no hay perdon de pecados”, por esta causa la salvación no es un regalo recibido por nuestros meritos sino que viene por la sangre del sacrificio de Jesucristo.

Que importante es entender esto y proclamarlo, pues actualmente ante la diversidad religiosa la mayoría de nosotros decimos y pensamos: “no importa que la gente se salga de la Iglesia, siempre y cuando hagan buenas obras”, esto es igual a decir que “no importa si vienen y comulgan ó si se van y no comulgan siempre y cuando sean buenos”. En las Escrituras se afirma claramente que si comemos indignamente la Eucaristía comemos castigo, pero que si la comemos dignamente tenemos vida eterna. Esto no debe ser visto como algo intrasendente, pues si la labor de Jesucristo consistiera solamente en que nosotros debemos ser buenos, Jesús pudo haber enseñado ética y moral sin ser crucificado. Pero ¡No!, aunque Jesús exclamo: “pasa de Mi esta copa”, y sabemos que la voluntad de Dios fue su sacrificio para el perdón de los pecados quedando completa así la Nueva Alianza. ¿Y como crees tu que participamos de ella?, ¿acaso participamos de la Alianza solo por los meritos de nuestras obras?, ¡No!, sino por su Cuerpo y por su Sangre.