domingo, 5 de septiembre de 2010

Por la santidad de uno


En la creencia antigua de los Israelitas toda circunstancia buena ó mala de la vida se le atribuía su origen en la voluntad de Dios. Si la comunidad era afortunada económicamente, la creencia antigua suponía que esto era una bendición de Dios, por el contrario si una desgracia caía sobre ellos, sea terremoto ó invasión, la interpretación de la época era que Dios había enviado un castigo.

Los primeros cinco libros de la biblia fueron escritos por Moisés y a esta colección se le llama Pentateuco. En tiempos de Moisés los hebreos aun no sabían que Dios es amor y percibían la religión de este modo, pero nosotros por Cristo sabemos que Dios es amor. De tal modo, debemos leer los textos antiguos estando concientes de la revelación que tenia el autor sobre Dios en su época, pues recordemos que Jesucristo completa la revelación muchos siglos después.

Aun así, Moisés escribe cosas de las cuales podemos aprender si las leemos desde la enseñanza dada por Jesús. Moisés escribe en Génesis la destrucción de Sodoma y Gomorra mencionando la intercesión de Abraham para la salvación de los justos. Génesis dice de esta forma: Dijo entonces Dios, “Las quejas contra Sodoma y Gomorra son enormes, y su pecado es en verdad muy grande. Voy a visitarlos, y comprobaré si han actuado según esas quejas que han llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Los hombres partieron y se dirigieron a Sodoma, mientras Dios se quedaba de pie delante de Abrahán. Se acercó entonces Abrahán y le dijo: “¿Es cierto que vas a exterminar al justo junto con el malvado? Tal vez haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿es cierto que vas a acabar con todos y no perdonar el lugar en atención a esos cincuenta justos?. ¡Tú no vas a hacer algo semejante, permitir que el bueno sea tratado igual que el malvado! ¿O es que el juez de toda la tierra no aceptará lo que es justo?”, Dios le dijo: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar en atención a ellos”. (Génesis 18:20-26).

El relato de Moisés indica que Abraham busco cincuenta justos y no los encontró, Abraham solicito a Dios el perdón de toda la comunidad en caso se encontrar solo treinta justos, Dios acepto pero Abraham no los encontró, y Abraham pidió de nuevo a Dios el perdón de toda la comunidad en caso de encontrar solo diez justos, Dios acepto perdonar a toda Sodoma en atención a esos diez justos, pero Abraham no encontró en Sodoma ningún justo.

La enseñanza que nosotros podemos retomar de esto, a mi modo personal de ver, es que si en Sodoma hubiera existido un solo justo, esta comunidad hubiera recibiría el perdón de Dios en atención a este solo justo. Por esta razón, miremos nuestras comunidades y entendamos que en ellas habita Jesucristo en el sagrario, y es por atención a Cristo que Dios ha decidido otorgar el perdonar a quien lo busque, a pesar de que nuestras acciones sean malas ó a pesar de que caigamos en los mismos errores.

Considerémonos afortunados por tener a Cristo, dado que por su resurrección y su vida, es posible la resurrección y el perdón de todos.