domingo, 24 de mayo de 2009

Camino al Golgota


Un empresario que tenía muchas propiedades se pregunto en una ocasión; “Necesito empezar un proyecto donde invertiré gran parte de mi fortuna y no se cual de mis empleados sea capaz de concretar esto con ética, responsabilidad y apego. Ya sé lo que hare; citare a cinco personas y fingiré que los recortare dentro de quince días, así sabré quienes responden con los valores que busco a pesar de este aviso”. El empresario hizo lo que tenía pensado y quienes menos imagino empezaron a flaquear; llegaban tarde, no tenían los reportes listos, estaban distraídos en vez de estar trabajando y distraían a los demás, se gastaban los fondos sin comprobar los gastos. El empresario se desilusiono de estas actitudes, pero por esta prueba encontró a una persona que cumplió con los valores éticos esperados y por esta fidelidad lo nombro cabeza del proyecto.

Abraham es conocido como padre de multitudes pero esto tuvo un precio, la mayoría de nosotros conoce su historia; el hombre que por obediencia a Dios pretende sacrificar a su hijo Isaak y Dios reconociendo este acto de fidelidad impide la muerte de Isaak sustituyéndolo por un cordero, dando descanso para Abraham e Isaak de esta pena. Supongo que las preocupaciones de Abraham no empezaron el día del sacrificio, sino más bien al instante en que Dios hizo la petición, creo que fue en este momento cuando la lucha interior de Abraham empezó; “obedecer ó no hacerlo”. También el ejemplo que puse al inicio aunque en una dimensión menor muestra la angustia de estos hombres al momento del anuncio; “Tendremos recortes en la compañía, ¿vale la pena seguir siendo fiel y esforzado?”.

Fácil es mantener la ética y el apego a los principios cuando van acorde a nuestros intereses y comodidades, pero cuando los intereses personales no se apegan a los principios de la Fe es momento de decidir si caminar el Gólgota ó no, sacrificarse por Dios ó dejarlo de lado, sabiendo por la historia bíblica que el esfuerzo y la fidelidad tienen un pago invaluable.

El ser humano está lleno de temores y contradicciones, un acto de flaqueza ó cobardía es natural del ser humano, el apóstol Pedro fue el hombre que respondió a Jesús; “Tu eres el Cristo el hijo del bendito”, “Señor ¿A dónde iremos?, Si solamente tú tienes palabras de vida eterna”, Pedro quien declaro esto fue el mismo que dijo por temor; “Yo no conozco a este hombre” para tiempo después defender el evangelio con su vida venciendo sus temores con la ayuda de Dios.

La virtud del evangelio no está en que Dios desee hacernos la vida pesada entretenido por vernos angustiados, más bien esta en que viviendo en un mundo lleno de contradicciones e injusticias, sepamos seguir los deseos de Dios que son inequívocos y traen beneficios, por encima de los deseos humanos que son equívocos con finales inciertos.